domingo, 6 de junio de 2021

Historia de la poliomielitis en la República Argentina.

 Historia de la poliomielitis en la República Argentina

En el imaginario popular falsas afirmaciones se transforman con el tiempo en verdades absolutas difícil de rebatir. Es objetivo de este informe poner un poco de claridad sobre una enfermedad que conmocionó a la sociedad argentina durante un largo período. Lo terrorífico de esta ´pandemia fue que sus víctimas eran niños.

Con cierta frialdad no son pocos los que llamaron a la poliomielitis; la enfermedad del peronismo. El trabajo llevado a cabo por importantes especialistas en temáticas de políticas sanitarias puso a la luz de la verdad que tal afirmación es errónea, más allá de la responsabilidad que pudo haber tenido el gobierno de Juan Domingo Perón en torno a esta enfermedad.

Antes de entrar de lleno al tema que nos convoca en esta oportunidad es elemental indagar un poquito sobre esta pandemia que fue el terror de padres y niños durante largos años. Vulgarmente se la conocía como polio, término que provenía de poliomielitis, palabra que deriva de dos vocablos griegos, cuyos significados son gris y médula (Haciendo referencia directa a la columna vertebral). El sufijo itis significa inflamación. Altamente infecciosa se contagiaba por contacto directo entre personas, mediante secreciones nasales y orales, también por contacto con heces contaminadas. El poliovirus entraba por la boca, se ubicaba en el estómago y de allí afectaba el sistema nervioso.

La enfermedad atacaba durante los meses cálidos y arrasaba con centros urbanos, ocasionando muertes y parálisis permanentes o temporales. Sus víctimas generalmente eran niños entre 2 a 12 años de edad.

Para ir aclarando y teniendo una visión más cierta sobre esta cruel pandemia en nuestro país: se puede afirmar que los primeros registros sobre la polio a nivel mundial datan de 1840 en Alemania y lo hace un médico alemán llamado Jacobo Heine Es por este motivo que durante mucho tiempo a la poliomielitis se la conoció como la enfermedad de Heine

Siguiendo en el contexto mundial en 1949 el bacteriólogo John Enders iniciaba en E.E.U.U. el camino hacia la esperanza, sus investigaciones iban por buen camino. Pero va ser Jonás Eduard Salk quien descubre la vacuna contra la polio. En 1952 en plena etapa de experimentación en el país del hemisferio norte se aplicaron 1.880.000 dosis a niños afectados de polio con un 90% de éxito. Luego de perfeccionar la vacuna en abril de 1955 el mundo recibió emocionado la novedad de que por fin se encontró una solución al horrible flagelo. Sin embargo, los laboratorios en E.E.U.U. prosiguieron con las experiencias y en 1957 Albert Sabín desarrolló una vacuna de tipo oral que se administraba con un terrón de azúcar.

La vacuna de Salk no era fácil de conseguir, el país productor puso límite a la exportación, la primera partida que exportó contaba con 23.481 dosis cuando la necesidad de los países superaba el millón de vacunas. Hay algo que no puede pasar por alto, el valor de la vacuna que en un primer momento era de 6 dólares bajo a 1 dólar, tal vez porque los afectados eran niños.

Este pequeño recorrido por el contexto mundial nos permite abrir las puertas a la realidad argentina y observar que en 1875 se registraron casos de polio, pero por el desconocimiento que se tenía sobre la problemática paso como si nada y no cobró estado público.

A principio del siglo XX, el Circulo Medico argentino empezó a focalizar su mirada en esta novedosa enfermedad. Se puede afirmar que la poliomielitis en Argentina atravesó varios gobiernos con ideologías y proyectos de país muy diferentes. Entre 1906 y 1932 se dieron cerca de 2600 casos de polio del que el estado no se hizo cargo.

En 1936 durante el gobierno de Justo se dio un brote alarmante de polio con más de 2600 afectados, el gobierno hábilmente ocultó la información y no se tomaron grandes medidas. No obstante, en el Congreso se dio un fuerte debate en donde un caudillo radical de apellido Critto propone que se garantice la gratuidad del tratamiento de rehabilitación. El debate caliente en el Congreso determinó que la enfermedad sea considerada un problema público y que el Departamento de Higiene cobrase importancia. El temor del gobierno era generar un pánico colectivo en la población. La mayoría de los casos que se dieron entre 1936 y 1942 sucedieron en Mar del Plata, la información oficial era inexistente, solo los medios escritos hacían circular la información.

La polio avanzaba lentamente, dejando graves consecuencias a su paso, por ese motivo en 1939 en el Hospital de Niños de Buenos Aires se crea el Servicio de Enfermedad de Heine a cuyo frente se encontraba el destacado medio Marcelo Fitte. En 1942 era imposible seguir guardando silencio y comenzó el reconocimiento oficial de la gravedad de la enfermedad, paralelo a este blanqueo realizado por el gobierno se dio un fenómeno muy particular; la inmigración masiva infantil por el temor de los padres al contagio. Los lugares elegidos eran zonas donde no había brotes de polio. Entre los años 1942 y 1943 se dieron cerca de 2000 nuevos casos de afectados.

En 1943 un grupo de oficiales del ejército argentino de tendencia nacionalista y popular irrumpen en el escenario político del país. De ese grupo de oficiales (G.O.U) emergería la figura de Juan Domingo Perón, quien estaría dirigiendo los destinos de la nación hasta 1955. Durante todo ese período continuaron los brotes de polio, teniendo sus puntos más altos en 1949 y 1951, en ambos momentos los casos rondaron cerca de 1000 contagios.

En septiembre de 1955 se produce el golpe militar que derroca a Perón y pone en el poder a Eugenio Aramburu; antes de ese fin de año se dio un aumento considerable de contagios que los golpistas ocultaron, pero en 1956 la explosión de brotes alcanzó tal magnitud que obligó al gobierno dar a conocer la cifra de contagios y el número de muertos. La cantidad de casos llegó a 6496 contagios y 700 muertos.

El gobierno de la llamada Revolución Libertadora y la prensa oficialista culparon a Perón de ser el responsable del caos sanitario que se vivía al no haber tomado medidas preventivas en su debido momento. El dedo acusador también afectó a la clase trabajadora, a quienes veían como causantes de la transmisión de la polio. Las acusaciones que les hacían a los sectores populares estaban cargadas de un tinte xenofóbico: sucios o mugrientos, para describir las condiciones en que vivían.

Pero la pintura de la realidad reflejabas escenas cargadas de dramatismo. La población de los centros urbanos y del conurbano pintaban casa, paredones y árboles con cal, la lavandina y la acaroina jugaban un rol importante para combatir el virus.

Las crónicas de la época relatan que muchas madres solían envolver a sus bebes con sábanas o mantas dejando sólo libre la cabeza, suponían que de esa manera evitaban que el virus afectara al bebé. Otras en cambio colgaban del cuello de sus hijos una bolsita de alcanfor.

El gobierno de Aramburu tomó una serie de medidas ante el avance despiadado de la enfermedad; nombró una Comisión Especial para luchar contra la enfermedad. Se organizaron cursos acelerados para la capacitación de médicos, kinesiólogos y enfermeros. Compró pulmotores debido a que la enfermedad comprometía los músculos del aparato respiratorio.

El Muñiz era un ejemplo más de uno de los tantos hospitales desbordados. Ante esta falta de instalaciones sanitarias se usaron espacios públicos como centros de rehabilitación para pacientes con secuelas de poliomielitis. La mayoría de las instalaciones creadas por el peronismo fueron adaptados para atención y rehabilitación de enfermos. La Ciudad Infantil emblema peronista paso a ser otro centro más de rehabilitación

Era lógico que el presupuesto para salud aumentase en forma considerable, El Malbran recibió importantes subsidios para investigación y una gran cantidad de médicos argentinos viajaron a E.E.U.U a capacitarse.

La solidaridad del pueblo argentino y de la comunidad mundial se pusieron en movimiento para conseguir fondos que permitiesen hacer frente al desastre sanitario. El Correo Argentino lanzó una campaña internacional que permitió recaudar gruesas sumas de dinero. En el país no había estadios de fútbol, teatros, cines e hipódromos que no contaran con una alcancía para obtener fondos destinados al objetivo mencionado.

La puesta en marcha del plan nacional de rehabilitación llevado a cabo por el gobierno fue difundida por el diario La Prensa con grandes titulares. El periódico tampoco ahorró calificativos para anunciar el milagro de E.E.U.U. En este clima de euforia en los primeros meses del otoño de 1956 llegó la primera partida de vacunas, en Buenos Aires se designaron 44 escuelas para vacunar a niños entre los 6 meses y los tres años. El plan de vacunación apuntaba a que a medidas que llegaran las dosis de vacunas se ampliaría la franja de edad de vacunación. En octubre de ese año arribó al país la segunda partida de vacunas con más de 500.000 dosis y para fin de año 2.000.000 más que fueron distribuidas por todo el territorio argentino.

Poder satisfacer la demanda de todo el país llevó varios años, se puede afirmar que recién entre 1957 y 1960 se logró el objetivo. Con la cantidad de vacunas obtenidas, la vacunación se hizo obligatoria para niños comprendidos entre 0 y 14 años. Frondizi y el Rotary Club tuvieron un rol determinante para lograr frenar el avance de la pandemia. Hay registros oficiales que hablan de que en 1964 la batalla estaba ganada y que los actores recién mencionados fueron héroes anónimos en esa fatídica lucha. 

A esta altura del informe cabe realizar la siguiente afirmación: en Argentina hasta 1956 no hubo una solución al problema, pero fue una realidad compartida por todos los países del mundo. La solución como ya hemos visto fue la vacuna descubierta por Salk. Hasta la difusión y aplicación de la vacuna se trabajaba sobre la rehabilitación. Argentina copiaba las prácticas que realizaban los países más avanzados en materia científica. Una de las primeras medidas fue la incorporación de ortopedia en los programas de clínica quirúrgica de la Facultad de Medicina de U.B.A.

Durante la década del 30 los tratamientos no eran muy efectivos se aplicaban estímulos eléctricos en las zonas afectadas y se les daban comprimidos de ácido fórmicos a los enfermos.

A partir de 1940 se potenció el trabajo de rehabilitación del paralítico; término que tenía un efecto social que iba desde la compasión a la estigmatización y que se manifestaba en expresiones peyorativas:” Rengo o deforme”. Si bien esta fue la cara negativa de la enfermedad, también hay hechos positivos que merecen ser explicados, uno de los sucesos más importante fue el nacimiento de organizaciones civiles sin fines de lucros conformada por gente voluntaria y médicos especialistas, quienes unían esfuerzos para combatir las secuelas de la poliomielitis. Generalmente eran apoyados por capitales privados.

El objetivo de los centros de rehabilitación era devolverle al enfermo movilidad para que tenga un rol activo como miembro de una sociedad. Varias provincias se destacaron en esta odisea, Mendoza, Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires. En esta última provincia nacieron dos instituciones que fueron protagonistas indiscutibles en la rehabilitación de niños afectados por la polio. El 17 de noviembre de 1943 abrió sus puertas por primera vez ALPI (Asociación de Lucha contra la Parálisis Infantil) fue creada por señoras muy ligadas a la iglesia católica y por un prestigioso médico llamado Marcelo Fitte. ALPI no sólo se limitó a la rehabilitación de niños con secuelas de polio sino además a la capacitación de médicos especialistas en esa enfermedad a través de becas.

Hacia 1950 la idea generalizada de la comunidad científica- social argentina apuntaba a la rehabilitación física y social de la persona invalida, para esa fecha en Mendoza el médico pediatra, Humberto Notti fundó un centro de rehabilitación, que fue modelo por el trabajo llevado adelante por sus profesionales.

En 1952 en Mar del Plata se creó el CENERIL (Centro de Rehabilitación de Niños Lisiados). Esta asociación al igual que las anteriores contribuyó de manera extraordinaria a la rehabilitación social y física de los niños enfermos.

Ramón Carrillo al frente de la cartera sanitaria durante el gobierno peronista no tenía injerencia en estas asociaciones. El estado peronista como la población en general apoyaban la labor llevada a cabo por los centros de rehabilitación. Quizás esta pasividad en cuanto a la recuperación de los afectados por polio y el delegar esa función en las asociaciones civiles fue el error cometido por el gobierno peronista. Pero sería injusto quedar en esa simple ecuación sin conocer y analizar cuál fue la preocupación sanitaria del gobierno peronista.

En 1949 se creó el Ministerio de Salud Pública, al frente del mismo se encontraba Ramón Carrillo.  La creación del Ministerio de Salud significó dar respuestas a sectores postergados que desconocían el valor dela atención médica. Una de las primeras medidas fue triplicar el sistema de camas a nivel nacional y centralizar el sistema sanitario. Para tener fuerte presencia en toda la extensión del territorio argentino se crearon Mas de 60 Instituciones de Especialización. Igual cantidad Centros de Higiene Materno Infantil, a eso hay que sumarle los Centro Sanitarios y Los Hospitales que trataban diferentes patologías.

El estado peronista atacó y erradicó un gran flagelo que era el paludismo; en 1947 hubo 250.000 enfermos de paludismo. El uso del DDT permitió poner fin a esa enfermedad. Otras dos enfermedades que atrapó el interés del gobierno fueron la tuberculosis y el brote de peste bubónica que se dio entre 1946 y 1954. El foco de la peste se dio en los galpones de Palermo en donde había cereales. La enfermedad explotó de manera alarmante si bien las autoridades tomaron todas las medidas sanitarias para darle batalla a la enfermedad, no fue una tarea fácil. Los diarios La Nación y La Prensa atacaban y acusaban al gobierno de ser los responsables del brote de la peste por carecer de una política de higiene pública y a los trabajadores por el sistema de vida miserable que tenían.

Carrillo apuntó a educar a los sectores populares sobre medidas sanitarias básicas. La mayoría de la clase trabajadora jamás había recibido atención médica; elaboró un plan de vacunación que obligaba a las madres a vacunar a sus hijos y a las escuelas a controlar la efectividad del plan. En la descripción que se está realizando no puede faltar de mencionar al Tren Sanitario que llegó a los puntos más desolados del país para dar respuestas a los sectores más vulnerables. ”Sin lugar a dudas la envergadura de la administración de Carrillo no tuvo precedente en cuanto a las obras efectivamente realizadas” 1. Siendo revolucionaria por los cambios producidos, pero tampoco se puede negar que con respecto a la polio no tuvo un rol determínate y activo, delegando esa tarea a Asociaciones Civiles, el caso requería de un compromiso más serio por parte del estado.

1-      Ramacciotti, Karina (2006)” Políticas y enfermedades en Buenos Aires; 1946-1953. Pág 2. Recuperado el 20/04/21 dehtpp:historiapolitica.com>biblioteca>ramacciotti

 

Bibliografía:

*      Álvarez, Adriana (20113) El impacto de los brotes de poliomielitis en las formas de organización ciudadana. (Buenos Aires) Editorial Universidad de Buenos Aires

*      Ramacciotti, Karina (2006)” Políticas y enfermedades en Buenos Aires; 1946-1953. Recuperado el 20/04/21 de htpp:historiapolitica.com>biblioteca>ramacciotti.

*      Testa, D.E. (2018)” Del alcanfor al a vacuna Sabin”. La polio en la Argentina, Bs As, Editorial Biblos.