Historia de la poliomielitis en la República Argentina
En el imaginario popular falsas afirmaciones
se transforman con el tiempo en verdades absolutas difícil de rebatir. Es
objetivo de este informe poner un poco de claridad sobre una enfermedad que
conmocionó a la sociedad argentina durante un largo período. Lo terrorífico de
esta ´pandemia fue que sus víctimas eran niños.
Con cierta frialdad no son pocos los que
llamaron a la poliomielitis; la enfermedad del peronismo. El trabajo llevado a
cabo por importantes especialistas en temáticas de políticas sanitarias puso a
la luz de la verdad que tal afirmación es errónea, más allá de la
responsabilidad que pudo haber tenido el gobierno de Juan Domingo Perón en
torno a esta enfermedad.
Antes de entrar de lleno al tema que nos
convoca en esta oportunidad es elemental indagar un poquito sobre esta pandemia
que fue el terror de padres y niños durante largos años. Vulgarmente se la
conocía como polio, término que provenía de poliomielitis, palabra que deriva
de dos vocablos griegos, cuyos significados son gris y médula (Haciendo
referencia directa a la columna vertebral). El sufijo itis significa
inflamación. Altamente infecciosa se contagiaba por contacto directo entre
personas, mediante secreciones nasales y orales, también por contacto con heces
contaminadas. El poliovirus entraba por la boca, se ubicaba en el estómago y de
allí afectaba el sistema nervioso.
La enfermedad atacaba durante los meses
cálidos y arrasaba con centros urbanos, ocasionando muertes y parálisis
permanentes o temporales. Sus víctimas generalmente eran niños entre 2 a 12
años de edad.
Para ir aclarando y teniendo una visión más
cierta sobre esta cruel pandemia en nuestro país: se puede afirmar que los
primeros registros sobre la polio a nivel mundial datan de 1840 en Alemania y
lo hace un médico alemán llamado Jacobo Heine Es por este motivo que durante
mucho tiempo a la poliomielitis se la conoció como la enfermedad de Heine
Siguiendo en el contexto mundial en 1949 el
bacteriólogo John Enders iniciaba en E.E.U.U. el camino hacia la esperanza, sus
investigaciones iban por buen camino. Pero va ser Jonás Eduard Salk quien
descubre la vacuna contra la polio. En 1952 en plena etapa de experimentación
en el país del hemisferio norte se aplicaron 1.880.000 dosis a niños afectados
de polio con un 90% de éxito. Luego de perfeccionar la vacuna en abril de 1955 el
mundo recibió emocionado la novedad de que por fin se encontró una solución al
horrible flagelo. Sin embargo, los laboratorios en E.E.U.U. prosiguieron con
las experiencias y en 1957 Albert Sabín desarrolló una vacuna de tipo oral que
se administraba con un terrón de azúcar.
La vacuna de Salk no era fácil de conseguir,
el país productor puso límite a la exportación, la primera partida que exportó contaba
con 23.481 dosis cuando la necesidad de los países superaba el millón de
vacunas. Hay algo que no puede pasar por alto, el valor de la vacuna que en un
primer momento era de 6 dólares bajo a 1 dólar, tal vez porque los afectados
eran niños.
A principio del siglo XX, el Circulo Medico
argentino empezó a focalizar su mirada en esta novedosa enfermedad. Se puede
afirmar que la poliomielitis en Argentina atravesó varios gobiernos con
ideologías y proyectos de país muy diferentes. Entre 1906 y 1932 se dieron
cerca de 2600 casos de polio del que el estado no se hizo cargo.
En 1936 durante el gobierno de Justo se dio un
brote alarmante de polio con más de 2600 afectados, el gobierno hábilmente
ocultó la información y no se tomaron grandes medidas. No obstante, en el
Congreso se dio un fuerte debate en donde un caudillo radical de apellido
Critto propone que se garantice la gratuidad del tratamiento de rehabilitación.
El debate caliente en el Congreso determinó que la enfermedad sea considerada
un problema público y que el Departamento de Higiene cobrase importancia. El
temor del gobierno era generar un pánico colectivo en la población. La mayoría
de los casos que se dieron entre 1936 y 1942 sucedieron en Mar del Plata, la
información oficial era inexistente, solo los medios escritos hacían circular
la información.
La polio avanzaba lentamente, dejando graves
consecuencias a su paso, por ese motivo en 1939 en el Hospital de Niños de
Buenos Aires se crea el Servicio de Enfermedad de Heine a cuyo frente se
encontraba el destacado medio Marcelo Fitte. En 1942 era imposible seguir
guardando silencio y comenzó el reconocimiento oficial de la gravedad de la
enfermedad, paralelo a este blanqueo realizado por el gobierno se dio un
fenómeno muy particular; la inmigración masiva infantil por el temor de los
padres al contagio. Los lugares elegidos eran zonas donde no había brotes de
polio. Entre los años 1942 y 1943 se dieron cerca de 2000 nuevos casos de
afectados.
En 1943 un grupo de oficiales del ejército
argentino de tendencia nacionalista y popular irrumpen en el escenario político
del país. De ese grupo de oficiales (G.O.U) emergería la figura de Juan Domingo
Perón, quien estaría dirigiendo los destinos de la nación hasta 1955. Durante
todo ese período continuaron los brotes de polio, teniendo sus puntos más altos
en 1949 y 1951, en ambos momentos los casos rondaron cerca de 1000 contagios.
En septiembre de 1955 se produce el golpe
militar que derroca a Perón y pone en el poder a Eugenio Aramburu; antes de ese
fin de año se dio un aumento considerable de contagios que los golpistas
ocultaron, pero en 1956 la explosión de brotes alcanzó tal magnitud que obligó
al gobierno dar a conocer la cifra de contagios y el número de muertos. La
cantidad de casos llegó a 6496 contagios y 700 muertos.
El gobierno de la llamada Revolución
Libertadora y la prensa oficialista culparon a Perón de ser el responsable del
caos sanitario que se vivía al no haber tomado medidas preventivas en su debido
momento. El dedo acusador también afectó a la clase trabajadora, a quienes
veían como causantes de la transmisión de la polio. Las acusaciones que les
hacían a los sectores populares estaban cargadas de un tinte xenofóbico: sucios
o mugrientos, para describir las condiciones en que vivían.
Pero la pintura de la realidad reflejabas
escenas cargadas de dramatismo. La población de los centros urbanos y del
conurbano pintaban casa, paredones y árboles con cal, la lavandina y la
acaroina jugaban un rol importante para combatir el virus.
Las crónicas de la época relatan que muchas
madres solían envolver a sus bebes con sábanas o mantas dejando sólo libre la
cabeza, suponían que de esa manera evitaban que el virus afectara al bebé.
Otras en cambio colgaban del cuello de sus hijos una bolsita de alcanfor.
El gobierno de Aramburu tomó una serie de
medidas ante el avance despiadado de la enfermedad; nombró una Comisión
Especial para luchar contra la enfermedad. Se organizaron cursos acelerados
para la capacitación de médicos, kinesiólogos y enfermeros. Compró pulmotores
debido a que la enfermedad comprometía los músculos del aparato respiratorio.
El Muñiz era un ejemplo más de uno de los
tantos hospitales desbordados. Ante esta falta de instalaciones sanitarias se
usaron espacios públicos como centros de rehabilitación para pacientes con
secuelas de poliomielitis. La mayoría de las instalaciones creadas por el
peronismo fueron adaptados para atención y rehabilitación de enfermos. La
Ciudad Infantil emblema peronista paso a ser otro centro más de rehabilitación
Era lógico que el presupuesto para salud
aumentase en forma considerable, El Malbran recibió importantes subsidios para
investigación y una gran cantidad de médicos argentinos viajaron a E.E.U.U a
capacitarse.
La solidaridad del pueblo argentino y de la
comunidad mundial se pusieron en movimiento para conseguir fondos que
permitiesen hacer frente al desastre sanitario. El Correo Argentino lanzó una
campaña internacional que permitió recaudar gruesas sumas de dinero. En el país
no había estadios de fútbol, teatros, cines e hipódromos que no contaran con
una alcancía para obtener fondos destinados al objetivo mencionado.
La puesta en marcha del plan nacional de
rehabilitación llevado a cabo por el gobierno fue difundida por el diario La
Prensa con grandes titulares. El periódico tampoco ahorró calificativos para
anunciar el milagro de E.E.U.U. En este clima de euforia en los primeros meses
del otoño de 1956 llegó la primera partida de vacunas, en Buenos Aires se
designaron 44 escuelas para vacunar a niños entre los 6 meses y los tres años.
El plan de vacunación apuntaba a que a medidas que llegaran las dosis de
vacunas se ampliaría la franja de edad de vacunación. En octubre de ese año
arribó al país la segunda partida de vacunas con más de 500.000 dosis y para
fin de año 2.000.000 más que fueron distribuidas por todo el territorio
argentino.
Poder satisfacer la demanda de todo el país
llevó varios años, se puede afirmar que recién entre 1957 y 1960 se logró el
objetivo. Con la cantidad de vacunas obtenidas, la vacunación se hizo
obligatoria para niños comprendidos entre 0 y 14 años. Frondizi y el Rotary
Club tuvieron un rol determinante para lograr frenar el avance de la pandemia.
Hay registros oficiales que hablan de que en 1964 la batalla estaba ganada y
que los actores recién mencionados fueron héroes anónimos en esa fatídica
lucha.
A esta altura del informe cabe realizar la
siguiente afirmación: en Argentina hasta 1956 no hubo una solución al problema,
pero fue una realidad compartida por todos los países del mundo. La solución
como ya hemos visto fue la vacuna descubierta por Salk. Hasta la difusión y
aplicación de la vacuna se trabajaba sobre la rehabilitación. Argentina copiaba
las prácticas que realizaban los países más avanzados en materia científica.
Una de las primeras medidas fue la incorporación de ortopedia en los programas
de clínica quirúrgica de la Facultad de Medicina de U.B.A.
Durante la década del 30 los tratamientos no
eran muy efectivos se aplicaban estímulos eléctricos en las zonas afectadas y
se les daban comprimidos de ácido fórmicos a los enfermos.
A partir de 1940 se potenció el trabajo de
rehabilitación del paralítico; término que tenía un efecto social que iba desde
la compasión a la estigmatización y que se manifestaba en expresiones
peyorativas:” Rengo o deforme”. Si bien esta fue la cara negativa de la
enfermedad, también hay hechos positivos que merecen ser explicados, uno de los
sucesos más importante fue el nacimiento de organizaciones civiles sin fines de
lucros conformada por gente voluntaria y médicos especialistas, quienes unían esfuerzos
para combatir las secuelas de la poliomielitis. Generalmente eran apoyados por
capitales privados.
El objetivo de los centros de rehabilitación era
devolverle al enfermo movilidad para que tenga un rol activo como miembro de
una sociedad. Varias provincias se destacaron en esta odisea, Mendoza, Córdoba,
Santa Fe y Buenos Aires. En esta última provincia nacieron dos instituciones que
fueron protagonistas indiscutibles en la rehabilitación de niños afectados por
la polio. El 17 de noviembre de 1943 abrió sus puertas por primera vez ALPI
(Asociación de Lucha contra la Parálisis Infantil) fue creada por señoras muy
ligadas a la iglesia católica y por un prestigioso médico llamado Marcelo
Fitte. ALPI no sólo se limitó a la rehabilitación de niños con secuelas de
polio sino además a la capacitación de médicos especialistas en esa enfermedad
a través de becas.
Hacia 1950 la idea generalizada de la
comunidad científica- social argentina apuntaba a la rehabilitación física y
social de la persona invalida, para esa fecha en Mendoza el médico pediatra,
Humberto Notti fundó un centro de rehabilitación, que fue modelo por el trabajo
llevado adelante por sus profesionales.
En 1952 en Mar del Plata se creó el CENERIL
(Centro de Rehabilitación de Niños Lisiados). Esta asociación al igual que las
anteriores contribuyó de manera extraordinaria a la rehabilitación social y
física de los niños enfermos.
Ramón Carrillo al frente de la cartera
sanitaria durante el gobierno peronista no tenía injerencia en estas
asociaciones. El estado peronista como la población en general apoyaban la
labor llevada a cabo por los centros de rehabilitación. Quizás esta pasividad
en cuanto a la recuperación de los afectados por polio y el delegar esa función
en las asociaciones civiles fue el error cometido por el gobierno peronista.
Pero sería injusto quedar en esa simple ecuación sin conocer y analizar cuál
fue la preocupación sanitaria del gobierno peronista.
En 1949 se creó el Ministerio de Salud
Pública, al frente del mismo se encontraba Ramón Carrillo. La creación del Ministerio de Salud significó
dar respuestas a sectores postergados que desconocían el valor dela atención
médica. Una de las primeras medidas fue triplicar el sistema de camas a nivel
nacional y centralizar el sistema sanitario. Para tener fuerte presencia en toda
la extensión del territorio argentino se crearon Mas de 60 Instituciones de
Especialización. Igual cantidad Centros de Higiene Materno Infantil, a eso hay
que sumarle los Centro Sanitarios y Los Hospitales que trataban diferentes
patologías.
El estado peronista atacó y erradicó un gran
flagelo que era el paludismo; en 1947 hubo 250.000 enfermos de paludismo. El
uso del DDT permitió poner fin a esa enfermedad. Otras dos enfermedades que
atrapó el interés del gobierno fueron la tuberculosis y el brote de peste bubónica
que se dio entre 1946 y 1954. El foco de la peste se dio en los galpones de
Palermo en donde había cereales. La enfermedad explotó de manera alarmante si
bien las autoridades tomaron todas las medidas sanitarias para darle batalla a
la enfermedad, no fue una tarea fácil. Los diarios La Nación y La Prensa
atacaban y acusaban al gobierno de ser los responsables del brote de la peste
por carecer de una política de higiene pública y a los trabajadores por el
sistema de vida miserable que tenían.
Carrillo apuntó a educar a los sectores
populares sobre medidas sanitarias básicas. La mayoría de la clase trabajadora
jamás había recibido atención médica; elaboró un plan de vacunación que
obligaba a las madres a vacunar a sus hijos y a las escuelas a controlar la
efectividad del plan. En la descripción que se está realizando no puede faltar
de mencionar al Tren Sanitario que llegó a los puntos más desolados del país
para dar respuestas a los sectores más vulnerables. ”Sin lugar a dudas la envergadura
de la administración de Carrillo no tuvo precedente en cuanto a las obras
efectivamente realizadas” 1. Siendo revolucionaria por los cambios producidos,
pero tampoco se puede negar que con respecto a la polio no tuvo un rol
determínate y activo, delegando esa tarea a Asociaciones Civiles, el caso
requería de un compromiso más serio por parte del estado.
1-
Ramacciotti, Karina (2006)” Políticas y enfermedades en Buenos Aires;
1946-1953. Pág 2. Recuperado el 20/04/21 dehtpp:historiapolitica.com>biblioteca>ramacciotti
Bibliografía:
Álvarez, Adriana (20113) El impacto de los brotes de poliomielitis en
las formas de organización ciudadana. (Buenos Aires) Editorial Universidad de
Buenos Aires
Ramacciotti, Karina (2006)” Políticas y enfermedades en Buenos Aires;
1946-1953. Recuperado el 20/04/21 de
htpp:historiapolitica.com>biblioteca>ramacciotti.
Testa, D.E. (2018)” Del alcanfor al a vacuna Sabin”. La polio en la
Argentina, Bs As, Editorial Biblos.
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